Vanitas, Jacques Linard, 1600-1645, Museo del Prado. Madrid.

sábado, 30 de marzo de 2013

Reflexionando Sobre las Pasiones con el Sabio Kempis


Tomás de Kempis fue un asceta religioso que escribió un pequeño libro que invita a llevar una vida tranquila y reposada. El libro es titulado Imitación de Cristo, pero puede ser leído por no cristianos que deseen vivir una vida racional y alejada de los problemas absurdos y banales que se presentan en la cotidianidad.

El librito es rico en frases, una de ella reza: En resistir, pues, a las pasiones se halla la verdadera paz del corazón, que no en seguirlas. ¡La paz del corazón es el anhelo que debemos buscar los seres humanos! Es cierto que es condición de nuestra existencia el sufrimiento. No todo, en el mundo y en la vida, ocurre como deseamos, algunas cosas pasan y nos causan beneplácito, otras ocurren que nos angustian, lastiman, entristecen. La afectación de carácter perjudicial para nosotros, entre otras cosas, la sentimos por el apego y por los afanes. Nos aferramos fuertemente a las cosas materiales y queremos que sean eternas, que no se dañen, que no se pierdan, que no nos la quiten. Además del apego vivimos acelerados y queremos que las cosas sucedan de inmediato y como nosotros deseamos que ocurran. El apego y el afán entran dentro de la categoría de las pasiones. Los seres humanos somos en nuestra esencia pasionales, es uno de los tipos de conducta que nos caracteriza, si no fuera así tal vez no habría reproducción humana y perpetuación de la especie y en épocas pasadas el enojo contra otros nos salvaba la vida o nuestras pertenencias (cueva, caza, crías, hembras). Hoy en día es diferente, ya no hay lucha por la supervivencia de la especie, la humanidad está posicionada y ha logrado dominar el hábitat y las restantes especies. Hemos desarrollado la capacidad de razonar, el raciocinio es una práctica a la que nos debemos habituar para lograr la reflexión de nuestras acciones y no caer en arrepentimientos posteriores. Si nos dejamos llevar por la conducta pasional, en determinadas situaciones, es posible que cometamos errores que nos terminen perjudicando. Un ejemplo de comportamiento pasional que se debe evitar es matar por celos y más aun, celos infundados o enfermizos. Otro ejemplo de comportamiento pasional inadecuado es lastimar o matar a otro por ira causada por el desacuerdo de ideas. Podríamos decir que la actitud pasional se necesita en algunas ocasiones como por ejemplo cuando esta en peligro la vida de un ser cercano que necesita ser defendido por nosotros o cuando es nuestra propia vida la que está en riesgo. Pero dejarnos llevar por un acto pasional es estar en peligro de caer en situaciones de riesgo a nuestra tranquilidad, si le gusto a una persona comprometida o esa persona me gusta a mí, lo mejor es controlar la pasión que se genera y se desborda y actuar de manera racional. Cuando considero que mi idea con respecto a algo es la mejor idea para llevar a cabo pero los demás consideran, después de escuchar mis argumentos, que no es así, debo dejar el apasionamiento de lado, dejar que se lleve a cabo la idea escogida y esperar a que el tiempo de la razón en cuanto si yo o los demás eran los que estaban equivocados.

Un espíritu apasionado es un espíritu acelerado, un espíritu racional es un espíritu sosegado. Un espíritu pasional es un espíritu desbordado, un espíritu racional es un espíritu controlado. La paz del espíritu, del ánimo, del carácter, de la persona, la paz del corazón, la tranquilidad mental, se encuentra en el control de las pasiones, en la reflexión de las acciones, en el reposo de la meditación, en la serenidad del pensamiento.

1 comentario:

  1. Cuanto atesora el ser humano momentos de calma y sosiego, sin embargo, la posibilidad de entregarse a pasiones desenfrenadas, no necesariamente amores, es la condición inexorable para el gozo perenne de la locura y la cordura cotidianas, cíclicas como la vida.

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