A
Epicteto le tocó en vida ser un esclavo. Aunque no lo sufrió mucho, ya que, en
medio de su esclavitud, fue libre por la práctica filosófica. Posteriormente
alcanzó la libertad y fundó su escuela a la que asistían numerosas personas. La
historia lo considera uno de los grandes representantes del estoicismo romano o
nuevo estoicismo, junto a Séneca y Marco Aurelio. Al igual que Sócrates, nunca
escribió y sus enseñanzas se transmitieron para la posteridad gracias a su
discípulo, el historiador Flavio Arriano.
En
su Enchiridion o manual de vida nos dice: “quienes
subordinan la razón a los sentimientos del momento son realmente esclavos de
sus deseos y aversiones.” Nadie más, que alguien que ha sido esclavo, está autorizado a decir lo que es la esclavitud. Pero la esclavitud a la que se
refiere el filósofo no es la esclavitud física sino que se refiere a la
esclavitud mental. El gran estoico nos enseña que la razón debe estar por
encima de nuestros deseos y aversiones.
Nuestros deseos y aversiones son aquellos sentimientos de atracción o repulsión que
sentimos por las cosas. Ese impulso es lo que nos permite ser lo que somos y no
solo está presente en los humanos sino en todo ser vivo con locomoción (al
menos al nivel superior). Es lo que llamamos instinto de supervivencia. En el
pasado, cuando buscábamos posicionarnos como especie, este era un impulso de vital
importancia. Pero hoy en día, en una sociedad como la nuestra, esos ímpetus deben
ser controlados. El maestro estoico nos enseña que la razón debe gobernar
nuestros sentimientos. Debemos subordinar el deseo y la aversión a la razón y
no al revés. Es decir que debemos reprimir las acciones que son causadas por el
impulso momentáneo. Si nos permitimos actuar de acuerdo al sentimiento del
momento estamos siendo guiados por el impulso de supervivencia, pero si nos
tomamos un momento para mirar cual debe ser la acción correcta a seguir,
estamos siendo racionales. Si nos dejamos llevar por los impulsos del momento,
quiere decir que no estamos tomando decisiones, es decir que estamos siendo
esclavos que no sabemos por qué lo hacemos. Pero si nos dejamos guiar por la razón
vamos a actuar como hombres libres porque vamos a saber qué es lo que estamos
haciendo. Si logramos que la racionalidad guíe nuestra vida lograremos vencer
la esclavitud mental que es más dolorosa y profunda que la esclavitud física.
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