Estamos
en el mundo y, a través de la vida y la experiencia, lo conocemos. Nuestro conocimiento
del mundo es profundo, tan profundo que hemos sido capaces de transformarlo,
pero al mismo tiempo tan superficial que al transformar el mundo lo estamos
destruyendo y con él nos estamos destruyendo a nosotros mismos. Carecemos del
conocimiento primordial, el conocimiento de nosotros mismos. Nos especializamos
en el afuera y nos olvidemos del adentro. Conocernos a nosotros mismos es tarea
diaria, es un ejercicio continuo, es un hábito que debemos adquirir.
En
su “Manual de Vida” o “Enchiridion”, el libro de la sabiduría del filósofo
estoico Epicteto, libro que nos enseña a ser Hombres libres y no esclavos de
las pasiones, dice: “...podemos
entrenarnos para tener mejores hábitos.” Permanentemente actuamos. A
diario nos enfrentamos al mundo y lo afectamos con nuestras acciones. Estas generan
reacciones y la naturaleza de las interacciones humanas se torna compleja. A
veces (tal vez la mayoría de las
veces) no meditamos nuestras
acciones (ni antes, ni después de
realizarlas) y afectamos de manera
negativa a los demás. Es por eso que el mundo se torna caótico y difícil.
Regularmente, por la carencia de meditación, nuestros actos son de reacción
inmediata, es decir sometidos al impulso instantáneo, al ímpetu del momento. Por
eso los Sabios Estoicos, entre ellos Epicteto, recomiendan que pensemos quiénes
somos y en cómo nos comportamos y reaccionamos ante el mundo. No debemos dejar
que el mundo y la naturaleza nos dominen. Es cierto que somos esclavos de la
existencia y de nuestra naturaleza humana, pero también es cierto que hay una
parte de nosotros, la razón, que puede liberarnos, parcialmente, de la
esclavitud. Es cierto que tenemos varias condenas (estamos condenados a morir, a la naturaleza, a
nuestra condición humana, a la sociedad, etc.) pero aun un condenado, en el encierro de su celda y su prisión,
tiene un instante para hacer lo que quiere, es decir para la libertad. No
podemos escapar de ella. Y en la existencia humana la verdadera libertad se logra
por medio de la razón. Solo la razón nos hace verdaderos seres libres y no
esclavos de la ilusión de una falsa libertad. Gracias a la razón podemos
escapar de la tiranía de los afectos y de la tiranía de los sentidos.
Aplicando la razón a nuestra vida, a nuestras acciones y a nuestra existencia, seremos capaces
de comprender nuestro lugar en el mundo y la esencia de nuestro ser.
Comprendiendo esto seremos capaces de cambiar nuestras acciones generando
hábitos diarios de meditación racional del mundo y de nuestro actos.
Razonando el mundo y nuestro actuar nos habituaremos a reaccionar de manera meditada ante las situaciones cotidianas que se nos presentan y de esta manera
generaremos hábitos sanos de existencia y de convivencia. Si queremos podemos
ser personas ejemplares en un mundo que necesita personas que eduquen con su
vida, con sus actos y con su pensamiento. Si queremos podemos entrenar nuestros
hábitos, está en nuestra voluntad hacerlo, la pregunta es ¿por qué no hemos comenzado?
Mi inspiración no fue publicada!
ResponderEliminary...... ¿cuál es aquella inspiración que no fue publicada?
EliminarMe gustaría ser esclavo de la razón, pero he sido tanto tiempo esclavo de mi condición humana que he aprendido ha amar a mis cadenas, no es esta acaso una manera de liberarme de ellas? Temo también a la razón, pues mi vida llena de caos y pasión me llena de retos y sensaciones deliciosas que un mundo idealizado por la razón no me permitiría disfrutar. No tengo la RAZÖN?
ResponderEliminar- Tendría primero que conocer su definición de amar para entender por qué amando algo se libera uno de ello.
Eliminar- Habito el sitio A, me llena de retos y sensaciones deliciosas, pero no quiere decir que no vaya a encontrar retos y sensaciones deliciosas habitando el sitio E. Faltaría preguntarse dónde me encontraría más a gusto, ¿en A o en E?