Vanitas, Jacques Linard, 1600-1645, Museo del Prado. Madrid.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Reflexionando Sobre la Prudencia con el Sabio Sófocles

El gran poeta Sófocles es quien mejor ha retratado al mítico Edipo. De él dice Aristóteles que retrata al hombre tal como debería ser, es decir, nos hace pensar en un ideal de ser humano. En su obra Antígona, pone en boca de Hemón, hijo de Creonte, mandatario de Tebas, la siguiente frase: “los dioses infunden a los humanos la prudencia, el bien más sobresaliente que existe”. ¡La prudencia, el bien más sobresaliente!.


Define el diccionario de la RAE que prudencia es: Templanza, cautela, moderación. // Sensatez, buen juicio. // Una de las cuatro virtudes cardinales, que consiste en discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para seguirlo o huir de ello”. Sófocles nos dice que los dioses, es decir seres perfectos que lo saben todo, creadores del hombre, infunden a los humanos, es decir ponen dentro de nosotros, en nuestra alma o nuestro ánimo, en nuestro interior, la prudencia, es decir la capacidad de buen juicio, moderación o cautela. Quiere decir que tenemos dentro de nuestro haber la capacidad de razonar y calcular los alcances o consecuencias de nuestras acciones. Sófocles sabe que somos racionales y que la capacidad de razonar es el bien más sobresaliente que existe en nosotros.


Lo mejor que tenemos los humanos es la prudencia y sin embargo muchos de los accidentes o errores que acontecen en nuestra vida suceden por la imprudencia. Nos dejamos guiar por los impulsos del momento y no nos tomamos la molestia de reflexionar los acontecimientos presentes. Así actuamos a ciegas y después viene el lamento, la desgracia o la frustración. Por eso dice el poeta navideño “oh Divino Niño ven para enseñarnos, la prudencia que hace verdaderos sabios”.

2 comentarios:

  1. Dios nos da la prudencia, es uno de los frutos del Espiritu...Esto es muy interesante porque nunca somos prudentes y nuestros impulsos nos dominan llevandonos a causar daños a otros o a nosotros.

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  2. La prudencia es el don o regalo divino que todo hombre tiene en su interior, pero que es decisión del ser, el dejarlo florecer para dar como fruto la sabiduría que es un tesoro inagotable, fuente de poder, justicia, salvacion y servicio para sus semejantes y al mismo ser.

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