Vanitas, Jacques Linard, 1600-1645, Museo del Prado. Madrid.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Reflexionando Sobre la Autoestima con el Sabio Séneca

El filósofo Séneca es considerado el máximo exponente del estoicismo romano. Además de filósofo fue senador y orador. Con sus obras influyó en los filósofos posteriores del renacimiento y la ilustración, sobre todo en Michel de Montaigne, quien lo cita mucho en sus ensayos. Existe una faceta un poco desconocida en él y es la de escritor de tragedias. En efecto se le atribuyen diez tragedias. Toma las obras de los tres grandes griegos y las reescribe a su manera, imprimiéndole su sello filosófico. Al final de su vida comete un triple suicidio para escapar a la crueldad de Nerón.


En su tragedia "las troyanas", en una escena en donde se profundiza en el dolor humano, en boca del coro, Séneca manifiesta: Nadie es miserable sino por comparación. En efecto si nos comparamos a otros nos vamos a sentir más felices o más desdichados, ya que el ser humano siempre está y se está haciendo juicios sobre sí mismo y los demás. Aquí hay que analizar tres aspectos: Cómo nos sentimos con nosotros mismos, cómo vemos a los demás y cómo nos sentimos frente a los demás. Desde la primera opción se responden la segunda y la tercera. ¿Quién soy? ¿Estoy conforme con lo que tengo? ¿Cómo me siento frente a los que están por debajo o por encima de mí? ¡Debo aprender a aceptarme como soy! Existen personas inconformes consigo mismas que se sienten desdichadas por su físico o su personalidad. Es ahí donde debe entrar la reflexión filosófica. El ser humano debe aprender a aceptarse, físicamente, como es. Así nacimos. Somos una carga genética heredada desde antiguo. No solamente soy los genes de mis padres, sino también la de mis abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y demás, hasta muy adentro en el pasado. Además no somos únicamente nuestra carga genética sino que somos también nuestra personalidad. Y nuestra personalidad se construye con nuestro pensamiento, nuestras acciones y nuestro conocimiento. La sociedad inventa cánones de belleza que son específicos y por eso creemos que quienes no encajamos en esos patrones somos feos. Si hacemos un análisis de la belleza nos damos cuenta que no hay personas bellas o feas sino que somos cómo los demás nos ven y es ahí donde debo decir que no soy feo, sino que la persona que me ve fea me ve así porque no le gusto y el que me ve bonito me ve así porque le gusto. Es decir que la belleza es estadística y declaramos bellas a las personas a quien la mayoría ve bella y viceversa. Después de  aceptarme físicamente como soy puedo comenzar a construir mi personalidad. ¡Ahí es donde reside el secreto de lo que soy! Puedo ser declarado, físicamente, imperfecto, pero si poseo una personalidad arrolladora (estar seguro de lo que soy) o un carácter fuerte, mi físico pasa a un segundo plano y las personas me verán como un todo atractivo. ¿Y cómo construyo mi personalidad? Reflexionando constantemente y pensando a diario cómo he actuado en determinadas circunstancias o, en resumidas cuentas, dejándome guiar por la razón.


Después de que me acepte como soy no me importará la comparación con el otro, ya que comenzaré a aceptar las diferencias, y, desde la reflexión, sabré que no soy más o menos que nadie sino que soy lo que soy y que hago parte del entramado de la humanidad. Si no aprendo a ser feliz con lo que soy, si no me acepto con mis virtudes y defectos, si considero que la felicidad del otro debería ser mi felicidad, entonces siempre me sentiré miserable frente a los demás. Por eso debo comenzar a construir desde ahora aquello que deseo ser y debo aprender a aceptar mis limitaciones y a sacar el máximo provecho a mis virtudes y bondades.

1 comentario: