En
una obra de Shakespeare se encuentran infinidad de sabias enseñanzas que
abarcan todo lo posible. ¿Qué decir de toda la obra Shakesperiana? Abarca el tiempo
en su totalidad. En sus escritos no existe el pasado o el futuro porque todo es
presente. Si dentro de diez millones de años existiera la humanidad, Shakespeare
seguiría siendo actual (lo dicho anteriormente vale para Homero, Esquilo,
Sófocles, Eurípides, y demás nombres que salen en estos escritos).
En
su tragedia “la vida y muerte del rey Juan”, en la primer escena del acto
segundo, en boca del rey Felipe, nos dice: “...
el buen pensamiento de prestar atención a las violencias y ataques que se hacen
al derecho.” Una frase jurídica que toma vigencia en nuestro tiempo.
Shakespeare, gran maestro del espíritu humano, nos pide que respetemos el
derecho. Y no solo que lo respetemos, sino que lo ayudemos a proteger.
El
derecho siempre ha sido motivo de estudio para las profundas mentes de la
humanidad. Hay concordancia en que “el derecho es la norma que regula la
conducta de los Hombres.” Es decir que los Hombres no sabemos comportarnos y
necesitamos de algo que guíe nuestra conducta. Los seres humanos actuamos de
acuerdo a nuestra voluntad y nuestra voluntad busca lo que es conveniente para
nosotros sin importar lo que conviene a los demás. Es por eso que al vivir en
comunidad necesitamos de las normas para
que permitan una sana convivencia y no pasemos por encima de los demás en
nuestro afán de conseguir lo que queremos. Si las normas no van en contra de
nuestros anhelos de buena vida en sociedad, debemos ser vigías de que el
derecho no sea atropellado por aquellos que no han entendido que las normas
están para armonizar la convivencia ciudadana, que de otro modo sería un caos,
ya que cada quien haría lo que quisiera sin importar lo que los demás
desean.
Reza
una enseñanza popular “mis derechos terminan donde comienzan los derechos de
los demás”, es decir que, como no estoy solo, no puedo pretender que todo debe
hacerse como yo quiero. He de pensar que si todos pensáramos así viviríamos en guerra de manera permanente y sería
una guerra en la que los bandos cambiarían de manera constante. El derecho y
las normas existen para encausar la conducta humana que, como un río, cuando se
desborda, destruye todo lo que encuentra a su paso.
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