Hay
libros infinitos. El Quijote es uno de ellos. Un libro infinito es un libro que
contiene todo lo humano. El Quijote es un mapa del espíritu del Hombre. Un mapa
muy detallado donde se muestran los más recónditos secretos de la psiquis. Ya decía
Dostoievski “Veréis en Don Quijote,
en cada página, revelados los más arcanos secretos del alma humana.”
Dice
Don Quijote, en la primera parte en diálogo con el galeote: “Aunque bien sé que no hay hechizos en
el mundo que puedan mover y forzar la voluntad, como algunos simples piensan,
que es libre nuestro albedrío y no hay yerba ni encanto que le fuerce.”
Siempre ha existido el arte (por no decir embuste) de la brujería, la hechicería y la magia. Es
milenario. Desde antiguo los Hombres han creído dominar la naturaleza y a sí
mismos por medio de ritos y encantos. ¿Por qué? No sé. Lo que sé es que los
Hombres son seres que tienen voluntad y que su voluntad se puede influir a
través del convencimiento o la persuasión pero no a través de encantamientos ni
hechizos. No es posible que se nos obligue a realizar actos que no queremos
como a amar a alguien por medio de un hechizo, o que nos vaya mal en un negocio
porque nos tienen rezados. Si nos
enamoramos de alguien y ese alguien no nos para bolas y vamos como unos
bobos detrás de esa persona y caemos en el acoso, pues lo que eso dice de
nosotros es que somos seres inmaduros para la vida ya que debemos ser
conscientes de que no le vamos a gustar a todo el mundo y hay que aceptar el
rechazo, pero los demás verán cómo nos humillamos y creerán que es un rezo que
nos tiene atados. Si hemos fracasado en dos o tres negocios que hayamos
iniciado, pues hemos fracasado simplemente por mala planeación nuestra y no porque
alguien nos tenga envidia y nos haya mandado a hacer un rezo para atarnos. En
la vida suceden muchas cosas y cada quien interpreta el mundo desde su psiquis
o subjetividad. Si soy creyente en la posibilidad de encantamientos pues veré
encantamientos por doquier y cuando algo me salga mal creeré que es fruto del
encantamiento y no por mala planeación mía, es decir que difícilmente me veré responsable
de mi fracaso. Es más fácil inventar teorías de envidia y ataduras que responsabilizarme
de mis actos. Además la psiquis es tan fuerte que, si creo en brujería, corro
el riesgo de que si alguien amenaza con hacerme un rezo, y temo a los rezos,
pues a partir de ahí comenzará a irme mal, pero no por culpa del rezo sino por
mi temor al mal y desde mi interior mi miedo no me deja hacer lo que
normalmente haría para realizar bien las cosas.
Dice
Estanislao Zuleta, en su libro psicoanálisis y criminología, que el vudú funciona
por cultura, porque se ha nacido en esa cultura y con esas creencias y es muy difícil
desarraigar las costumbres. La brujería no afecta a quien no la cree, solo
afecta al que cree en ella. Nuestro subconsciente es tan fuerte que si nos
angustiamos podemos morir de angustia o de pena moral. Y los psicólogos y
psiquiatras hablan de enfermedades psicosomáticas, es decir enfermedades
causadas por la mente. Y los médicos curan ciertas enfermedades mediante placebos.
Creámosle
a Don Quijote cuando dice que no hay hechizos que puedan mover y forzar nuestra
voluntad. Vivamos creyendo que somos nuestra mente, es decir somos nuestro
lenguaje y los contenidos de nuestro pensamiento. Nuestra vida se da de acuerdo
a nuestro pensamiento. Si somos optimistas nos irá bien, si somos pesimistas
nos irá mal ya que actuaremos en búsqueda de una meta o alejándonos de ella. Somos seres libres y debemos vivir como tal, es decir responsables
de nuestras acciones.
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