Vanitas, Jacques Linard, 1600-1645, Museo del Prado. Madrid.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Reflexionando Sobre la Hechicería con el Sabio Don Quijote


Hay libros infinitos. El Quijote es uno de ellos. Un libro infinito es un libro que contiene todo lo humano. El Quijote es un mapa del espíritu del Hombre. Un mapa muy detallado donde se muestran los más recónditos secretos de la psiquis. Ya decía Dostoievski Veréis en Don Quijote, en cada página, revelados los más arcanos secretos del alma humana.

Dice Don Quijote, en la primera parte en diálogo con el galeote: Aunque bien sé que no hay hechizos en el mundo que puedan mover y forzar la voluntad, como algunos simples piensan, que es libre nuestro albedrío y no hay yerba ni encanto que le fuerce. Siempre ha existido el arte (por no decir embuste) de la brujería, la hechicería y la magia. Es milenario. Desde antiguo los Hombres han creído dominar la naturaleza y a sí mismos por medio de ritos y encantos. ¿Por qué? No sé. Lo que sé es que los Hombres son seres que tienen voluntad y que su voluntad se puede influir a través del convencimiento o la persuasión pero no a través de encantamientos ni hechizos. No es posible que se nos obligue a realizar actos que no queremos como a amar a alguien por medio de un hechizo, o que nos vaya mal en un negocio porque nos tienen rezados. Si nos  enamoramos de alguien y ese alguien no nos para bolas y vamos como unos bobos detrás de esa persona y caemos en el acoso, pues lo que eso dice de nosotros es que somos seres inmaduros para la vida ya que debemos ser conscientes de que no le vamos a gustar a todo el mundo y hay que aceptar el rechazo, pero los demás verán cómo nos humillamos y creerán que es un rezo que nos tiene atados. Si hemos fracasado en dos o tres negocios que hayamos iniciado, pues hemos fracasado simplemente por mala planeación nuestra y no porque alguien nos tenga envidia y nos haya mandado a hacer un rezo para atarnos. En la vida suceden muchas cosas y cada quien interpreta el mundo desde su psiquis o subjetividad. Si soy creyente en la posibilidad de encantamientos pues veré encantamientos por doquier y cuando algo me salga mal creeré que es fruto del encantamiento y no por mala planeación mía, es decir que difícilmente me veré responsable de mi fracaso. Es más fácil inventar teorías de envidia y ataduras que responsabilizarme de mis actos. Además la psiquis es tan fuerte que, si creo en brujería, corro el riesgo de que si alguien amenaza con hacerme un rezo, y temo a los rezos, pues a partir de ahí comenzará a irme mal, pero no por culpa del rezo sino por mi temor al mal y desde mi interior mi miedo no me deja hacer lo que normalmente haría para realizar bien las cosas.

Dice Estanislao Zuleta, en su libro psicoanálisis y criminología, que el vudú funciona por cultura, porque se ha nacido en esa cultura y con esas creencias y es muy difícil desarraigar las costumbres. La brujería no afecta a quien no la cree, solo afecta al que cree en ella. Nuestro subconsciente es tan fuerte que si nos angustiamos podemos morir de angustia o de pena moral. Y los psicólogos y psiquiatras hablan de enfermedades psicosomáticas, es decir enfermedades causadas por la mente. Y los médicos curan ciertas enfermedades mediante placebos.

Creámosle a Don Quijote cuando dice que no hay hechizos que puedan mover y forzar nuestra voluntad. Vivamos creyendo que somos nuestra mente, es decir somos nuestro lenguaje y los contenidos de nuestro pensamiento. Nuestra vida se da de acuerdo a nuestro pensamiento. Si somos optimistas nos irá bien, si somos pesimistas nos irá mal ya que actuaremos en búsqueda de una meta o alejándonos de ella. Somos seres libres y debemos vivir como tal, es decir responsables de nuestras acciones. 

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