Vanitas, Jacques Linard, 1600-1645, Museo del Prado. Madrid.

domingo, 20 de enero de 2013

Reflexionando Sobre la Muerte con el Sabio Marco Aurelio


Marco Aurelio fue un profundo pensador. Su inteligencia y su razón penetraron la esencia de las cosas y luego la enseñó a los demás escribiendo los aforismos que están reunidos en su libro llamado soliloquios o meditaciones. Quien desee alcanzar sabiduría y vivir acorde a la razón que lea los escritos del gran maestro Marco Aurelio.


En sus meditaciones, en el libro IV, numeral 6, dice: En suma, recuerda que dentro de brevísimo tiempo, tú y ése habréis muerto, y poco después, ni siquiera vuestro nombre perdurará. Palabras de hombre Sabio que enseñan sabiduría. “Recuerda que dentro de brevísimo tiempo, tú y ése habréis muerto.” Es un hecho: “Cuando los dioses crearon a los Hombres decretaron que estaban destinados a morir” dice el poema de Gilgamesh, el primer libro escrito por la humanidad (es decir, el más antiguo del que se tenga conocimiento), lo que quiere decir que desde antaño el Hombre se preocupa y se pregunta por la muerte. Hemos nacido para morir. La muerte es tan natural como el nacimiento, lo que nace, perece. Debemos vivir con la conciencia de la muerte, debemos saber que cada día vivido es un día menos de vida, que cada día de más es un día más cerca de nuestro destino final. Debemos saber que no solo nosotros moriremos si no también nuestros seres queridos y cercanos. Todo aquel desconocido que ves en la calle cuando pasa a tu lado es mortal como tú y en dos o tres generaciones ninguno existirá, ni ellos ni nosotros. Y continúa el Sabio diciendo “y poco después, ni siquiera vuestro nombre perdurará”, es decir que seremos olvidados, solo a unos cuantos les es dada la grandeza de derrotar al olvido, como a quien se dedica este escrito, que después de mil novecientos años aun seguimos escuchando el eco de sus pensamientos. Lo dice el gran poeta y filósofo Borges: “Ya somos el olvido que seremos, el polvo elemental que nos ignora.” Ya somos olvido, en dos o tres generaciones después de nuestra muerte nadie sabrá de nosotros, o ¿alguien puede decir el nombre del abuelo de sus padres? mejor aún ¿Alguien sabe el nombre de los abuelos de sus abuelos? Y si más vamos hacia atrás, menos familiares conocemos. Es cierto, y no tiene por qué parecernos triste, estamos destinados al olvido.


Desde nuestro interior parecemos importantes ya que somos el centro del mundo, pero frente a la naturaleza simplemente somos individuos de una especie entre muchas especies de animales que pueblan la tierra. Imaginemos un hormiguero que lleva muchos años en un sitio sin ser destruido por la presencia humana, las hormigas nacen y mueren, solo hay hormigas, de las que ya no están no quedan vestigios y de las que están por nacer aun no sabemos nada, simplemente sabemos que ha habido hormigas, hay hormigas y, al parecer, habrá hormigas. Soy un miembro de la especie humana que cumple su función en el gran hormiguero humano, pero el mundo entero me desconoce y mi muerte solo afectará a aquellos pocos que me conocen y me aprecian, pero para el resto del mundo mi muerte pasará desapercibida. De todos los que mueren a diario ¿a cuántos conozco? Lo dice el gran Sabio Marco Aurelio, no solo estamos destinados a la muerte si no también al olvido.

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