Marco
Aurelio fue un profundo pensador. Su inteligencia y su razón penetraron la
esencia de las cosas y luego la enseñó a los demás escribiendo los aforismos
que están reunidos en su libro llamado soliloquios o meditaciones. Quien desee alcanzar
sabiduría y vivir acorde a la razón que lea los escritos del gran maestro Marco
Aurelio.
En
sus meditaciones, en el libro IV, numeral 6, dice: “En suma, recuerda que dentro de brevísimo tiempo, tú y ése habréis
muerto, y poco después, ni siquiera vuestro nombre perdurará.” Palabras de hombre
Sabio que enseñan sabiduría. “Recuerda que dentro de brevísimo tiempo, tú y ése
habréis muerto.” Es un hecho: “Cuando
los dioses crearon a los Hombres decretaron que estaban destinados a morir” dice
el poema de Gilgamesh, el primer libro escrito por la humanidad (es decir, el
más antiguo del que se tenga conocimiento), lo que quiere decir que desde
antaño el Hombre se preocupa y se pregunta por la muerte. Hemos nacido para
morir. La muerte es tan natural como el nacimiento, lo que nace, perece.
Debemos vivir con la conciencia de la muerte, debemos saber que cada día vivido
es un día menos de vida, que cada día de más es un día más cerca de nuestro
destino final. Debemos saber que no solo nosotros moriremos si no también
nuestros seres queridos y cercanos. Todo aquel desconocido que ves en la calle
cuando pasa a tu lado es mortal como tú y en dos o tres generaciones ninguno existirá,
ni ellos ni nosotros. Y continúa el Sabio diciendo “y poco después, ni siquiera
vuestro nombre perdurará”, es decir que seremos olvidados, solo a unos cuantos
les es dada la grandeza de derrotar al olvido, como a quien se dedica este
escrito, que después de mil novecientos años aun seguimos escuchando el eco de
sus pensamientos. Lo dice el gran poeta y filósofo Borges: “Ya somos el olvido que seremos, el polvo elemental que nos ignora.”
Ya somos olvido, en dos o tres generaciones después de nuestra muerte nadie
sabrá de nosotros, o ¿alguien puede decir el nombre del abuelo de sus padres? mejor
aún ¿Alguien sabe el nombre de los abuelos de sus abuelos? Y si más vamos hacia
atrás, menos familiares conocemos. Es cierto, y no tiene por qué parecernos
triste, estamos destinados al olvido.
Desde nuestro interior parecemos importantes ya que somos el centro del mundo, pero frente
a la naturaleza simplemente somos individuos de una especie entre muchas
especies de animales que pueblan la tierra. Imaginemos un hormiguero que lleva
muchos años en un sitio sin ser destruido por la presencia humana, las hormigas
nacen y mueren, solo hay hormigas, de las que ya no están no quedan vestigios y
de las que están por nacer aun no sabemos nada, simplemente sabemos que ha
habido hormigas, hay hormigas y, al parecer, habrá hormigas. Soy un miembro de la
especie humana que cumple su función en el gran hormiguero humano, pero el
mundo entero me desconoce y mi muerte solo afectará a aquellos pocos que me
conocen y me aprecian, pero para el resto del mundo mi muerte pasará
desapercibida. De todos los que mueren a diario ¿a cuántos conozco? Lo dice el gran
Sabio Marco Aurelio, no solo estamos destinados a la muerte si no también al
olvido.
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