Vanitas, Jacques Linard, 1600-1645, Museo del Prado. Madrid.

sábado, 12 de enero de 2013

Reflexionando Sobre la Certeza con el Sabio Sófocles


Sófocles fue uno de los grandes autores de la tragedia griega. Venció al campeón reinante de las fiestas trágicas, Esquilo, y se dio a conocer como gran autor a partir de ese triunfo. Según Aristóteles, la más acabada obra trágica, tiene el honor de haberla escrito Sófocles, Edipo rey.

En las Traquinias, obra donde describe la muerte de Heracles (Hércules) a manos de su esposa Deyanira, engañada por el centauro Neso, pone en boca del Corifeo las siguientes palabras: Aunque supongas que tienes certeza absoluta, no la puedes tener si no lo compruebas. Pensamiento que tiene que ver con la reflexión epistemológica, es decir con la reflexión sobre el conocimiento. ¿Qué es el conocimiento?, ¿qué conocemos?, ¿cómo conocemos?, ¿Qué certeza tenemos acerca de nuestro conocimiento? En el proceso del conocimiento hay varias pautas: percibimos por los sentidos, comprendemos por el intelecto, y razonamos por la lógica. ¿Lo que nuestros sentidos perciben es real? En parte sí, que hay algo fuera de nosotros, es cierto, que es como lo vemos.... está en duda. Los empiristas (aquellos que piensan que accedemos al conocimiento por medio de nuestros sentidos) manifiestan que el mundo es como lo vemos y que no podemos acceder al conocimiento de otra manera. Mis sentidos me dicen que la tierra se encuentra quieta y que el sol se desplaza por el cielo de Oriente a Occidente. En el colegio, en ciencias naturales, nos enseñan otra cosa, algo contrario a nuestros sentidos. Manuel Kant, gran filósofo crítico, enseñó que somos nosotros quienes le colocamos ciertas características a las cosas y las nombramos, entonces cada que vemos algo estamos en presencia de una dualidad, la cosa como se nos aparece y la cosa tal como es (Kant decía la cosa en sí y la cosa para sí). Es en el intelecto donde ocurre la comprensión del mundo, y esta comprensión del mundo es apoyada por el proceso lógico de nuestra mente. Tener certeza de algo es saber que ese algo es cierto, es decir que lo puedo mostrar o demostrar. Si no puedo mostrarlo ¿cómo se que es cierto? Los racionalistas trabajan con la mente a partir de los datos sensoriales, es decir que razonan el mundo y proponen, la manera correcta y al detalle, en que el mundo funciona. El caso anterior de la concepción astronómica de la tierra es un ejemplo del aporte de los sentidos y el aporte de la razón. Otro ejemplo contundente de la racionalidad es el de Albert Einstein cuando propone algo imperceptible para nuestros sentidos y es la curvatura del espacio-tiempo, antes de él se creía que la luz viajaba en línea recta, el descubrió, con la razón, que la luz es curvada por la gravedad y solo se pudo comprobar cuando Sir Arthur Eddington tomo placas fotográficas que corroboraron el descubrimiento racional y lógico del genio Einstein. Se dudaba de las propuestas teóricas de Einstein porque contrariaban los sentidos pero la razón fue más poderosa.

A veces tenemos certezas absolutas que se desmoronan con la comprobación de hechos nuevos que contrarían al anterior o la corrección de conceptos que estaban errados. Creer que tenemos la razón sin una prueba contundente es estar equivocados frente a la realidad. Si los hechos no son claros o de fácil acceso, se confía en la comprobación racional o lógica que nos permite ver más allá de lo que perciben nuestros sentidos. Hay que desconfiar de los sentidos y hay que entrenar la razón.

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